30.1.09
15.1.09
diario I
Villa General Belgrano - Hotel Edelweiss con vista a la virgencita.
Necesito volver a escribir para mí. A veces escribo para un lector genérico, inexistente, demandante. Demanda recaudo, corrección, cordialidad. Me quita lo fresco, lo sentido. Pienso en las escritoras que estoy leyendo. Es más fácil escribir ciertas cosas luego de que haya pasado un tiempo. En el momento uno termina encriptando, escondiendo, dejando entredicho, en un especie de juego de sinceridad velada. Histeria del “necesito contar pero no te cuento”. Este mismo texto está en ese formato. Escribo para supuestos lectores inexistentes que ejercen “algo” en mi. Tiene que ver con conservar una imagen y tiene que ver con experimentar vergüenza ante ciertas emociones propias que intento disimular bajo el manto de la amabilidad y templanza. Yo creo en eso. Yo creo en cierto autocontrol que te hace ser mejor, o que te vean mejor? Hay un poco de todo. A veces no se como actuar, si decir mi verdadera opinión o jugar al juego del otro, no entrando en conflicto. No se que es mejor. La primera opción afianza el yo. La segunda afianza la paciencia y la humildad. Vence el orgullo. Creo que la segunda es mejor pero se que a veces es bueno un equilibrio. Poder decir y hacer la propia voluntad. Hacerla valer. No encuentro el equilibrio. Por ejemplo ahora estoy diciendo una verdad sincera sobre mi, hasta acá me animo a contar. Aun así se que es una información velada. Quiero tener la capacidad de traducir mis mil y un estados en personajes para novelas de ficción. Necesito madurar a ese estado. Dejar de escribir lo que sale y como sale y hacer un esfuerzo en pos de algo mayor. Es un desafío. Necesito poder hablar sin trabas. Darle la palabra a otros, que las contradicciones se desdoblen en diferentes personajes y que cada postura que vive dentro de mí tenga un nombre. Siento que escribiendo de ese modo me voy a animar a que salga. El modo vomito adolescente ya no sirve mas. Necesito cierto decoro. No se si esto es bueno o mala o ambas cosas. Tal vez ninguna. Es lo que hay ahora. Necesito ser sincera conmigo misma, necesito exorcizar mis miedos y alucinaciones. Me falta tanto aun! Necesito poder ser todo lo que soy al mismo tiempo. Es posible? Me vivo desdoblando. Siendo mil cosas en diferentes momentos. Necesito integridad. Ser integra. Exorcizar las multiplicidades. Si, parece abstracto. Estoy encriptando. Hablándome a mi porque solo yo se de lo que estoy hablando, y todo lo que ello implica. Implica mucho. Implica mi vida y como vivirla. Es importante. Necesito escucharme más a mí. Que quiero? De veras. Que quiero? Integridad y al mismo tiempo sinceridad. No quiero actuar de integra. Quiero serlo! Ese es el dilema. Me duelen los ojos. Sigo hablando en 1era persona. Todavía no me animo a dar el primer gran salto. Es que no se cual es ni a donde me lleva. Tal vez tengo que dejar detrás el miedo y hacer, siempre con sinceridad.
11.1.09
intensidades
Hay un momento en la vida de una mujer, un punto de corte, en donde ya no se le pide al cuerpo que exprese, genuino, toda su intensidad. Ese momento, surcado por algún acontecimiento particular, o no, te enfrenta al espejo: Un rostro con pieles diferentes, de colores diferentes, texturas diferentes, todo en uno. No, ya no se le pide al cuerpo que se muestre tal cual es. En cambio, se enmascara, se esconde, se disfraza de un contorno particular. Propio, pero uniforme. Ya no más surcos, poros, tonalidades. No. Demasiada incontrolable intensidad para un rostro.
Me tapo. Me quiero ocultar, porque ya no es posible negar el flujo que, con fuerza desmedida, brota de mis ojos, de mis comisuras, de los finos pliegues que con delicadeza trazan mi frente. Hay algo que quiere salir, que ya no puedo ni debo frenar, aunque lo siga intentando.
Volverme mujer. Volverme mujer a cuestas de una pérdida. Ser parte de esa esencia mujer, por primera vez. Relacionarme con esa esencia desde dentro, y ya no más desde afuera, desde algo ajeno.
Me miro al espejo, pero tengo que pintar mi rostro, devenir femenina, para soportarme. Es casi una necesidad. Es casi una afirmación de ser. De ser yo. Ya no me puedo sostener por mi misma, desde lo inconciente. Hubo una perdida, y la necesito compensar dentro mío.
La intimidad. Se me escapa, se muestra. Se me muestra. Acá estoy y me duele tanto. Me vuelvo a mirar al espejo, ojos tristes. Soy muy pequeña, pero me recorre un dolor arcaico, viejo, maduro. Los años se expanden, se vuelven elásticos, concentran dentro miles de años que pasan veloces. La vejez me aborda sin que el cuerpo lo note, pero aún así me acicalo, me pinto, no vaya a ser que esto que se me rebalsa, sea tan evidente. Se cae de mí. Lo se.
Quiero escapar de mí. Quiero convertirme en otra cosa. En agua. En piedra. Quiero morir, pero no matarme, y estoy aquí, esperando con ansias.
Esperar. Que hago con esta espera? En qué la transformo? No quiero morir en vida, quiero vivir en muerte, como una pluma blanca al viento. En vida también quiero vivir, mientras espero la vida de la muerte. Quiero vivir.
Me tapo. Me quiero ocultar, porque ya no es posible negar el flujo que, con fuerza desmedida, brota de mis ojos, de mis comisuras, de los finos pliegues que con delicadeza trazan mi frente. Hay algo que quiere salir, que ya no puedo ni debo frenar, aunque lo siga intentando.
Volverme mujer. Volverme mujer a cuestas de una pérdida. Ser parte de esa esencia mujer, por primera vez. Relacionarme con esa esencia desde dentro, y ya no más desde afuera, desde algo ajeno.
Me miro al espejo, pero tengo que pintar mi rostro, devenir femenina, para soportarme. Es casi una necesidad. Es casi una afirmación de ser. De ser yo. Ya no me puedo sostener por mi misma, desde lo inconciente. Hubo una perdida, y la necesito compensar dentro mío.
La intimidad. Se me escapa, se muestra. Se me muestra. Acá estoy y me duele tanto. Me vuelvo a mirar al espejo, ojos tristes. Soy muy pequeña, pero me recorre un dolor arcaico, viejo, maduro. Los años se expanden, se vuelven elásticos, concentran dentro miles de años que pasan veloces. La vejez me aborda sin que el cuerpo lo note, pero aún así me acicalo, me pinto, no vaya a ser que esto que se me rebalsa, sea tan evidente. Se cae de mí. Lo se.
Quiero escapar de mí. Quiero convertirme en otra cosa. En agua. En piedra. Quiero morir, pero no matarme, y estoy aquí, esperando con ansias.
Esperar. Que hago con esta espera? En qué la transformo? No quiero morir en vida, quiero vivir en muerte, como una pluma blanca al viento. En vida también quiero vivir, mientras espero la vida de la muerte. Quiero vivir.
10.1.09
viaje
Preparandonos para el viaje. Villa General Belgrano.
Agua.
Roca.
Verde.
Aire.
Sol.
hacerse agua.
hacerse de agua.
deshacerse.
Agua.
Roca.
Verde.
Aire.
Sol.
hacerse agua.
hacerse de agua.
deshacerse.
6.1.09
3.1.09
lo femenino.
Algo se devela dentro mío, una intensidad desconocida por mi hasta ahora. Ha estado siempre, en mí, pero latente y oculta? O es algo nuevo que se asoma, con ilimitada fuerza creadora y misterio?
Tal vez hay un poco de ambas posibilidades. Quizas ni siquiera importa.
No recuerdo haber sido consciente jamas de esta especie de "pulsión" femenina. Nunca me he relacionado a través de ella, sino todo lo contrario. Era una energia velada para mí, tal vez también un poco desprestigiada, en contraposición a cierto caracter masculino que siempre sentí inherente. Me relacionaba con "lo femenino" desde un lugar no femenino.
Pero ahora Esto.
Es una comunicación.
Una ola potente.
Un devenir.
Una fuerza nueva.
Por qué una Comunicación? Porque está vivo. Ebulle. Va y viene, y necesito comunicarme con esa Esencia, desde mi esencia, ahora sí, mujer, que conecta con la Esencia conectora de todas esas esencias.
Podría decir que, soy parte de esa esencia que hablo, pero recien ahora he conectado con ella. Antes era un Ser con una sutil desconexión invisible.
Pero algo hizo contacto.
El todo de vivencias ya no es un todo amorfo. Ahora puedo marcar diferencias. La maravilla de lo diferente, de encontrarse nueva, original, irrepetible, con cualidades compartidas solo con Ellas.
y a Ellas las busco en libros.
Miles de Ellas tan diferentes a mi, pero tan yo en ese punto: mujeres.
Tengo la curiosidad como de niño frente a algo completamente nuevo. Tal vez suene insólito, pero es así.
Como puedo escribir esto sin caer en un feminismo desgraciado, tan anti-yo-de-antes y explicar la sensación transitante que me recorre? No lo se. Se que no tiene nada que ver con el feminismo ni con nada de eso, sino con un reconocimiento, en ningun aspecto genital, ni social, ni ideológico, sino espiritual de Ser y tener potencialidades femeninas con las cuales jamás había conectado.
Ser madre.
Ser madre sin hijo.
O con un hijo angel.
Un hijo maestro.
Una madre infante.
La transmutación de miles de abrazos y caricias en intensidad espiritual, en ánima creadora. El objeto no es objeto. Es un no-objeto existente. La comunicación es entre diferentes planos. Diferentes vizcocidades. Diferentes estados.
Es eso. Ahora lo puedo entender mejor.
Es energía que no tiene objeto físico. Es energía que necesita ser transformada para poder ser sacada de mi. Me rebalzo. No es feo.
No es feo porque lo puedo transmutar.
Es eso femenino.
O mejor dicho maternal.
Soy madre.
Soy mujer.
Por primera vez.
Se pueden ser muchas cosas, a lo largo del tiempo y al mismo tiempo también.
Hay cosas que fuí y deje de ser, cosas que sigo siendo, cosas que quiero dejar de ser y cosas que me gustaria ser. Ahora esta esto. Nunca fui conciente de esto.
Pero esta y es hermoso. Es nuevo. No naci con ello, por lo menos no desplegado... no desarrollado. Latente, tal vez. Escondido. Y ahora explota como si estos 24 años de espera para salir hubiesen incrementado la potencia.
Rebalzar.
Eso.
y tanto mas.
Leo mucho. A Lessing, a Iwasaki, a Duras y a Woolf. Woolf es, por lo pronto, una hermana de almas. Así como puedo relacionarme con mi hijo angel y mis potenciales hijos, puedo relacionarme con ella desde este nuevo "filtro" que no se como describir y que llamo "femenino" o "maternal"por falta de palabra adecuada. (necesitaria una palabra no fija, una palabra mutante y deviniente para describir estas intensidades).
Son sensaciones bellas.
Mi vida es bella y es triste a la vez.
Pero sumamente bella.
Es tantas cosas a la vez... y no existen el principio de no contradicción, ni el principio de identidad. Son puras mentiras. La lógica es una gran mentira. Y eso es exquisitamente hermoso también.
Tal vez hay un poco de ambas posibilidades. Quizas ni siquiera importa.
No recuerdo haber sido consciente jamas de esta especie de "pulsión" femenina. Nunca me he relacionado a través de ella, sino todo lo contrario. Era una energia velada para mí, tal vez también un poco desprestigiada, en contraposición a cierto caracter masculino que siempre sentí inherente. Me relacionaba con "lo femenino" desde un lugar no femenino.
Pero ahora Esto.
Es una comunicación.
Una ola potente.
Un devenir.
Una fuerza nueva.
Por qué una Comunicación? Porque está vivo. Ebulle. Va y viene, y necesito comunicarme con esa Esencia, desde mi esencia, ahora sí, mujer, que conecta con la Esencia conectora de todas esas esencias.
Podría decir que, soy parte de esa esencia que hablo, pero recien ahora he conectado con ella. Antes era un Ser con una sutil desconexión invisible.
Pero algo hizo contacto.
El todo de vivencias ya no es un todo amorfo. Ahora puedo marcar diferencias. La maravilla de lo diferente, de encontrarse nueva, original, irrepetible, con cualidades compartidas solo con Ellas.
y a Ellas las busco en libros.
Miles de Ellas tan diferentes a mi, pero tan yo en ese punto: mujeres.
Tengo la curiosidad como de niño frente a algo completamente nuevo. Tal vez suene insólito, pero es así.
Como puedo escribir esto sin caer en un feminismo desgraciado, tan anti-yo-de-antes y explicar la sensación transitante que me recorre? No lo se. Se que no tiene nada que ver con el feminismo ni con nada de eso, sino con un reconocimiento, en ningun aspecto genital, ni social, ni ideológico, sino espiritual de Ser y tener potencialidades femeninas con las cuales jamás había conectado.
Ser madre.
Ser madre sin hijo.
O con un hijo angel.
Un hijo maestro.
Una madre infante.
La transmutación de miles de abrazos y caricias en intensidad espiritual, en ánima creadora. El objeto no es objeto. Es un no-objeto existente. La comunicación es entre diferentes planos. Diferentes vizcocidades. Diferentes estados.
Es eso. Ahora lo puedo entender mejor.
Es energía que no tiene objeto físico. Es energía que necesita ser transformada para poder ser sacada de mi. Me rebalzo. No es feo.
No es feo porque lo puedo transmutar.
Es eso femenino.
O mejor dicho maternal.
Soy madre.
Soy mujer.
Por primera vez.
Se pueden ser muchas cosas, a lo largo del tiempo y al mismo tiempo también.
Hay cosas que fuí y deje de ser, cosas que sigo siendo, cosas que quiero dejar de ser y cosas que me gustaria ser. Ahora esta esto. Nunca fui conciente de esto.
Pero esta y es hermoso. Es nuevo. No naci con ello, por lo menos no desplegado... no desarrollado. Latente, tal vez. Escondido. Y ahora explota como si estos 24 años de espera para salir hubiesen incrementado la potencia.
Rebalzar.
Eso.
y tanto mas.
Leo mucho. A Lessing, a Iwasaki, a Duras y a Woolf. Woolf es, por lo pronto, una hermana de almas. Así como puedo relacionarme con mi hijo angel y mis potenciales hijos, puedo relacionarme con ella desde este nuevo "filtro" que no se como describir y que llamo "femenino" o "maternal"por falta de palabra adecuada. (necesitaria una palabra no fija, una palabra mutante y deviniente para describir estas intensidades).
Son sensaciones bellas.
Mi vida es bella y es triste a la vez.
Pero sumamente bella.
Es tantas cosas a la vez... y no existen el principio de no contradicción, ni el principio de identidad. Son puras mentiras. La lógica es una gran mentira. Y eso es exquisitamente hermoso también.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)