Es el eterno retorno de lo mismo. La constante inferencia de la palabra en el acto. La bifurcación inherente a lo que aun no se ha podido asimilar.
Constante en sinestesia se presenta el arma de doble filo. Como si por un instante no quedase nada mas que un cuerpo inerte y mutilado de tiempo desprolijo que no sabe correr. Propenso al cambio no es posible salirse del patrón imberbe que todo lo arrasa. Propenso a la energía incrédula somete al dios ante su necesidad narzo-pragmática de sinrazones físicas. Es el eterno presente... es el eterno devenir potencial de lo mismo duplicándose en tomas violentas de abismo cada vez mas negro. Cada vez mas espeso.
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