Sentir las fuerzas de las voluntades ajenas; de los destinos ajenos, interfiriendo la senal. La mia, la que me toca.
Todo un mar de fuerzas cortantes, desviantes, invistiendo el cuerpo. Despojandolo de Su potencia.
Y entre medio de todo eso, el cuerpo ajado, desmembrado, buscando las piezas, armando bases eternamente, intentando izar vela, tomar dirección, una y otra vez. Una y otra vez.
No tener contornos. O tenerlos porosos.
Tener que estar diciendo internamente NO a millares de invisibilidades afectantes.
Tener la espada desenvainada. Que pese el brazo, el cuerpo.
Que me quite las ganas de danzar.
Mantenerse firme aun así, inmoviliza, ya que la respuesta requiere de energia para ser emitida. Fuerza negadora que quita lugar a la fuerza creadora.
William Burroughs dijo. No respondan a la maquina! Desconectenla!.
Y acá yo aun, siguiendo el cable.
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