24.3.08
Dionisos - Apolo
Apolo esclavo de Dionisos pero no por eso menos operativo. Es que Apolo sabe bien el arte de la retórica y la oratoria, además de ser un excelente agente memético de todo aquello que, sin poder ver, escucha de los transeúntes que se pasean cerca de la ínfima rejilla de ventilación que separa su celda del mundo.
Dionisos lo escucha. Por más que jamás accione como Apolo le insta, sus palabras hacen eco a cada paso que da, en cada decisión que toma, produciéndole una contradicción intelectual muy grande en forma de presión que jamás deja de aquejarle los hombros y por sobre todo, su mirada.
No es que Dionisos pierda su fama ni condición de agente del deseo mismo. De hecho, vive el presente como si no existiese mañana. Pero el "como sí" no deja de aquejarlo, y cuando nadie puede verlo, cae abatido preso de la sensación de vacío que se instala de a ratos en su mundo interno.
Apolo lo escucha en sus momentos de aflicción, y este acto lo fortalece, como si se tratase del único alimento que le interesa consumir. En ese acto de constricción que Dionisos profiere, encuentra Apolo su modo de estar vivo, de salir al mundo e incidir en él.
Cuaderno Psiquico
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